[blog] ¿HACER PATRIMONIOS? CONSTRUIR O RECONSTRUIR LAS MEMORIAS
Sabah Walid.
UNDERGROUND Arqueología Patrimonio & Gente
Hacer
patrimonio cultural y natural, (considerando que el natural al
antropizarse también es patrimonio cultural), implica acción y
participación directa. La primera incógnita que se nos plantea es
qué es eso de patrimonio cultural. Wikipedia lo define como “...la
herencia cultural propia del pasado de una comunidad, con la que esta
vive en la actualidad y que transmite a las generaciones presentes y
futuras”.
Esta
definición repetida, de forma más o menos normalizada en diferentes
fuentes, implica un proceso de acumulación de saberes del pasado y
sus formas de transmisión, pero sólo hace referencia a una acción
directa, en los procesos de creación o co-creación, o en la
posibilidad de que estos procesos se realicen de forma colectiva y
horizontal en los mecanismos de transmisión.
El
patrimonio cultural, en tanto que patrimonio construido y patrimonio
inmaterial, está regulado en el estado español por una legislación
que ha variado a lo largo de la historia y ha influido en su
definición. Desde finales del siglo XVIII hasta la Ley de Patrimonio
Histórico Nacional de 1985 se consideraba al patrimonio cultural
como tesoros, en ruinas o no, que conformaban un legado de bienes de
carácter histórico y artístico heredado de generaciones pasadas y
que formaban parte de la identidad española, además de ser nuestra
contribución a la cultura universal. Todas estas legislaciones
tienen en común la necesidad de proteger y revalorizar el
patrimonio, protección regulada desde las administraciones y siempre
a cargo de profesionales.
Teniendo
en cuenta esto ¿cómo se hace patrimonio? En los últimos años,
diferentes grupos de “sabios” o expertos han esquematizado la
participación en la construcción patrimonial en el siguiente
esquema:
Dar a
conocer—Metodologías educativas // Valorar—modelos de difusión
de los bienes patrimoniales // Restaurar—dar valor-conservar
elementos patrimoniales construidos o recoger diversos elementos de
patrimonio inmaterial // Reutilizar—dar rédito económico al
patrimonio cultural para sostener económicamente los pasos
anteriores.
Este
esquema, que ha introducido nuevas formas de entender o valorizar el
patrimonio, constituye en conjunto un programa de gestión cultural
en el que el ciudadano adquiere un valor que antes no tenía pero que
se mantiene, en general, como el de espectador de esa gestión.
Además, estamos hablando de una gestión “para la ciudadanía”
no desde “la ciudadanía”, por tanto, son proyectos en los cuales
los que “hacen” no son los mismos que los que disfrutan,
conviven, mantienen y ponen en valor el patrimonio cultural.
Generalmente encontramos que los procesos de integración y difusión
cultural se plasman en una participación de la ciudadanía sobre un
producto cultural, que se presenta en bien de la sociedad, aunque esa
sociedad no es integrada en la creación del discurso ni en el
posterior diálogo. La construcción colectiva de los discursos
patrimoniales se enfrenta, además de a las dificultades de pasar del
fomento de la proactividad ciudadana a la praxis, con múltiples
trabas económicas, legales, políticas y científicas, cuyas
actuaciones deben ser revisadas si queremos que la participación
ciudadana pase del plano teórico al real y factible.
Una
de las fórmulas que se están utilizando para que la ciudadanía
pueda pasar a la acción es la de asimilar el patrimonio cultural a
valores de identidad colectiva, que un grupo geográfico se vea
identificado y se le confiera más cohesión, además de permitirles
generar valores diferenciadores de otros grupos. El problema quizás
es que los procesos de formación de identidades no deberían
configurarse teniendo en cuenta elementos, en este caso culturales,
que no surgieron con tal fin.
Por
otro lado, como búsqueda de una terminología que no sugiera
propiedad privada como puede insinuar la palabra patrimonio, se está
trabajando en lo que se denomina “memoria”. Este término nos
sugiere de forma inmediata un conjunto de saberes colectivos, que se
construyen desde el pasado, pero que tienen valor en el presente.
Memoria y saberes forman, en este sentido, una nueva definición de
patrimonio cultural, o quizás mejor, la generación de nuevos
patrimonios, que se crean en tanto que se construyen entre todos y se
modifican a medida que se incorporan nuevos elementos que nos definen
como seres sociales y por tanto generadores de conocimiento y
contextos.
Entonces,
¿cómo vamos a hacer patrimonio? Hackeando el esquema anterior –dar
a conocer, valorar, restaurar y reutilizar-, varios colectivos,
públicos y privados, han reconfigurado la estructura en dos:
establecer dinámicas de educación expandida y crear nuevos
patrimonios.
Así,
entran en juego nuevos términos, Educación/Saberes EXPANDIDOS, y
Patrimonios/Memorias NUEVOS. En el primer caso, se establecen nuevos
contextos educativos que se basan en compartir el conocimiento, y en
el segundo caso, se crea nuevo conocimiento mediante metodologías
inclusivas, horizontales y abiertas.
Retomando
la definición de patrimonio cultural como la herencia de una
comunidad, ésta es propietaria de la misma y, por tanto, está
capacitada para participar de su gestión, lo que supone no solo una
reapropiación de un bien común, sino la revalorización de un
contexto de convivencia social basado en el respeto, la confianza y
la participación democrática en los procesos de decisión. Los
bienes comunes, el procomún, hacen referencia a un sistema de
propiedad, pero también alude a un proceso de construcción
comunitaria. Procomún y Patrimonio son palabras simples que incluyen
múltiples definiciones. El procomún se ha explicado, como decimos,
desde muchas perspectivas, una de ellas lo define como “lo que
es de todos pero no es de nadie”, pero también como una forma
de gestión que incluye una capacidad de resiliencia social en los
procesos de reapropiación de lo común.
Como
vemos, definir qué es hacer patrimonio no es una cuestión simple
por lo que creemos que como indica el propio enunciado es mejor
mostrar los diferentes contextos y metodologías que se están
generando para que entre todos podamos dar nuestra propia definición.
Para ello hablaremos de diferentes procesos:
contextualización,
creaciones espacio temporales de nuestro patrimonio.
diagnosis,
puesta en común de nuestro conocimiento y búsqueda de necesidades.
redistribución
transversal de conocimiento,
qué sabemos, qué queremos saber, cómo compartirlo.
memoria,
recuperación de saberes como base para la creación de nuevo
conocimiento patrimonial.
nuevos
canales en la construcción patrimonial,
nuevos patrimonios y nuevos canales de comunicación, la creación de
contextos abiertos y transversales.
El
patrimonio cultural refleja aspectos distintos que conforman una
realidad única que se puede desgranar en diversas dimensiones y que
forma parte de la formación social. La cultura expresa las
singularidades de las sociedades y responde al desarrollo concreto de
las mismas, lo que nos permite establecer características
extrapolables a su configuración social. Crear nuevos espacios es
una de las características que se repiten en los procesos de
construcción patrimonial. Así, buscaremos esos espacios para que
podamos definir nuestros contextos desde nuestras necesidades
buscando el respeto y el confort necesario para una construcción
positiva.